La gran mayoría, conocéis mi afición a recopilar y ordenar imágenes, datos o anécdotas de la familia con el deseo de conservarlas y darlas a conocer. Para llevarlo a cabo la red de redes me ha puesto en bandeja este blog, una especie de diario personal que me permite actualizarlo y añadir información fácilmente; pero a estas páginas personales hay que ponerles un nombre y hace algún tiempo revisando fotografías antiguas encontré una que me llamó la atención sobre todo la dedicatoria que figuraba al dorso, pues decía que ese retrato iría a parar "... al baúl del niño Federico". La curiosidad me obligó a preguntar a mi madre y mis tías sobre él y me confirmaron que se trataba de una pequeña arca en la cual "Mama Rosario", guardaba todo lo importante y en esa época una fotografía lo era. Y pensé que ya tenía nombre para mi blog y además me permitía continuar con la tradición de conservar los hechos de la familia en un baúl, aunque ahora sea virtual.

Espero que me ayudéis a mantenerlo con vuestro seguimiento, comentarios y enviándome información para ampliarlo.
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martes, 11 de mayo de 2010

HISTORIA DE UNA LUPA

Gracias a Loli Paniza y a su hijo José Manuel, que ha servido de enlace, añado esta historia que me ha enviado:

"Tengo en la estantería un objeto que pertenece al contenido que tenía “el baúl del niño Federico”, que para mi madre y mi abuela era el baúl de papa Mariano. Se trata de los restos de una lupa grande y verdosa que cree que serviría para que papa Mariano pudiese leer con ella los documentos y otras cosas. En el recuerdo infantil de mi madre está lo bien que se lo pasaba curioseando en lo que había dentro de ese arca. Mirar con la lupa los papeles que allí había o mirar cualquier objeto era algo mágico y prohibido.
Para poder mirar en el arca, dice que había que esperar a que los mayores estuvieran lejos, por ejemplo a por agua al pozo, cosiendo debajo de la terraza o echándole de comer a los mulos. Por que si te cogían con las manos en la masa, era peor que si veía te el tito Juan Antonio arrancando una penca, que te ganabas un tirón de orejas.
A pesar de los tirones de orejas dice que siempre se sintieron todos los peques muy queridos por sus abuelos Papa Mariano y Mama Carmen y no menos cuidados por la tita Cari que era quién los comprendía mejor y los mimaba."


¿Os imagináis esta pandilla husmeando el baúl?

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